Sastrería 91, para muestra un botón

Érase una vez un local que fue una juguetería en los años ’50. Érase una vez un matrimonio joven que dejan un pasado marketiniano y de traducción y apuestan por un oficio minoritario y al margen de tendencias de gran consumo,

Ahora, dejamos de imaginar. Paul García de Oteiza y su mujer Caterina Pañeda, son propietarios de la madrileña Sastrería El 91, igualito que el prefijo de la ciudad. Un establecimiento pequeño en tamaño pero sobrado de estilo desde el escaparate a la última puntada que allí se cose. Tras un pasado empresarial y una formación en La Confianza, la Asociación de Sastres de España, ambos ponen a funcionar esta sastrería donde se trabaja confección a medida. Trajes, chaqués, camisas a medida. Y vestidos. Y complementos. Ella es nieta y bisnieta de sastres. Él, con familia relacionada con el comercio textil. Ambos, guapos y elegantes, claro,

Sastrería clásica, proporción y equilibrio en los volúmenes. Variedad de tejidos, mesura en las formas, elegancia en el trato. Y un punto de sorpresa. Así, descubrimos popelines de algodón egipcio. Sedas naturales de los mejores proveedores. Lana merino. Fieltros. Y plumas. Hola contraste,

El proceso de sastrería tradicional que aquí se trabaja es artesanal; tanto, que ya no estamos acostumbrados ni a verlo ni (mucho menos) a vestirlo, dada la colonización y uniformización actual de estilos estéticos de rápido consumo y en los que jamás se valora su elaboración,

De repente, Paul&Cat reman en un mar distinto, un torrente de estilo basado en un patrón de base sastrero para cortar posteriormente el tejido, donde las puntadas, entretelas, plastrones se realiza a mano. Traen a la actualidad el gusto por la hechura, la adaptación de la prenda al cuerpo y que realce y distinga a quien la lleve. No hacen milagros, pero se acercan: una media de cuatro pruebas en función de la prenda que se elabore garantizan que sí o sí se sale satisfecho,

Luz tenue, ambiente relajado, aire inglés y un punto exclusivo a la vez. Paul habla, sonríe, mientras Marta Sg coge con alfileres fotográficos cada imagen que acompaña a esta conversación, cuajada de anécdotas y de cuellos realizados a mano, de publicaciones europeas que se interesan por este negocio, de un surtido de pajaritas realizadas en seda y plumas de gallina guineana, de……,

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Paul viste pantalón de tiro alto, chaqueta desestructurada, camisa de algodón, pañuelo de bolsillo y deportivas blancas. Y ese “todo” le otorga cierto aire victoriano. No se puede coordinar con mejor maña decorado y protagonista, quien mantiene a buen ritmo tanto a los clientes como nuestra conversación. Actualmente están de doble enhorabuena: la paternidad recién estrenada y su nombramiento como “Espíritus libres 2015”, reconocimiento que busca destacar proyectos singulares que aúnen personalidad y desarrollo vital de quienes lo llevan a cabo,

Nos fijamos en detalles. Nos divierten los sombreros: borsalinos, alguna boina para mujer de fieltro. Un traje de smoking con solapa de pluma corta. Miramos con atención un corte de chaqué que se aleja de un pasado de ceremonia alambicado y que busca llegar a la calle con su largo de chaqueta. Por qué no,

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Siguen investigando en corte, telas y nuevos patrones. Actualizaciones de sastrería constantes que revelan gusto y verdadera pasión por el oficio: cortes depurados en los tejidos, mayor número de puntadas que en una confección de serie para un remate perfecto, trajes levita para mujer. Un mundo de tweed, algodones y lanas superiores, trabajos en estampaciones originales…., elementos que uno por uno dan forma al mundo a medida en el que se mueven y para el que viven,

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Las puntadas fotográficas son de Marta Sg

IG: @miradasdepaso // www.miradasdepaso.com

Y el vídeo, otra puntada de estilo que merece ser compartida: